El periodista Samuele Mazzolini de diario El Telégrafo fue despedido tras escribir un artículo en el cual criticaba la publicación del editorial de la hija del presidente Correa (Anne-Dominique Correa) que fuera publicado en días pasados en el oficialista diario El Telégrafo.
Samuele Mazzolini es un ítalo-ecuatoriano, tiene un título de PhD por la Universidad de Essex y era columnista del diario El Telégrafo desde el año 2013.
El editorialista denunció en sus redes sociales que su último artículo no fue publicado y que su posición estaba siendo evaluada por el Consejo Editorial del periódico. A continuación sus declaraciones:
"Tras tres años de colaboración, he decidido dejar mi actividad de editorialista para el Diario El Telégrafo.
A raíz de la no publicación de mi artículo de la semana pasada, pedí explicaciones sobre lo acontecido, ya que mi escrito no se refería a ningún hecho de la actualidad nacional. Se me contestó que mi posición está siendo evaluada por el Consejo Editorial del periódico - supongo por mi severa toma de posición con respecto a la publicación del artículo de la hija de Correa, Anne Dominique, en este mismo diario. Este episodio se suma a una breve serie de desacuerdos.
Bajo estas circunstancias, considero que las condiciones para seguir colaborando ya no existen. Más en general, en el seno del oficialismo rige un clima asfíctico. La crítica es vivida como una afrenta. El trato degradante que he recibido por el mismo Presidente Correa y varios usuarios pro-gobiernistas de las redes sociales en los días pasados es solamente una muestra de la actitud que permea todo el espacio oficialista de arriba para abajo - con cada vez menos excepciones. Se trata de un empobrecimiento intelectual y cultural que convierte la política del oficialismo en una mera política de la fe: parafraseando Octavio Paz, estamos ante ulemas y alfaquíes para los cuales la realidad está al servicio de la persona y la persona al servicio de la historia. Es un pecado que un movimiento que se profesa democrático y plural no sepa asimilar mejor la necesidad del debate y de la crítica, llegando incluso a rechazar los cánones del sentido común.
Agradezco de la forma más sincera el director del diario Orlando Pérez por haberme dado esta oportunidad y por haberme sostenido ante las presiones que, estoy seguro, habrá recibido a lo largo de estos años por mis editoriales críticos.
Tengan por seguro que no me verán engrosar las filas de los anticorreistas de profesión ni las de ningún medio de la prensa mercantilista. ¡Qué les quepa en sus cabezas que la realidad va más allá de la estéril polémica correistas vs anticorreistas! Pero la responsabilidad política me impone rehuir de aquellas posiciones que sugerirían el instinto e irrelevantes cuestiones personales. En este sentido, sigo pensando que la Revolución Ciudadana ha dado a la luz reformas indispensables que han cambiado para mejor el rostro del País y que, aun en fase degenerativa, representa un importante dique contra la derecha que avanza de manera preocupante en el continente.
¡Ojalá que el próximo candidato del oficialismo y la ciudadanía entera sepan corregir las deformaciones que hemos estado viviendo en los últimos años y sean capaces además de devolver esa mística y esa apertura que en el tiempo se han perdido! Es que hay mucha nostalgia de aquellos años iniciales en los que el entusiasmo se mezclaba a una mayor honestidad intelectual (¡y mejores políticas!).
Gracias a todos aquellos que alguna vez han leído, apreciado, comentado, likeado, insultado, despreciado, maldecido mis artículos y mi persona. ¡Salud!"
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Periodista de El Telégrafo fue despedido tras escribir una crítica al artículo de la hija de Correa |
Samuele Mazzolini es un ítalo-ecuatoriano, tiene un título de PhD por la Universidad de Essex y era columnista del diario El Telégrafo desde el año 2013.
El editorialista denunció en sus redes sociales que su último artículo no fue publicado y que su posición estaba siendo evaluada por el Consejo Editorial del periódico. A continuación sus declaraciones:
"Tras tres años de colaboración, he decidido dejar mi actividad de editorialista para el Diario El Telégrafo.
A raíz de la no publicación de mi artículo de la semana pasada, pedí explicaciones sobre lo acontecido, ya que mi escrito no se refería a ningún hecho de la actualidad nacional. Se me contestó que mi posición está siendo evaluada por el Consejo Editorial del periódico - supongo por mi severa toma de posición con respecto a la publicación del artículo de la hija de Correa, Anne Dominique, en este mismo diario. Este episodio se suma a una breve serie de desacuerdos.
Bajo estas circunstancias, considero que las condiciones para seguir colaborando ya no existen. Más en general, en el seno del oficialismo rige un clima asfíctico. La crítica es vivida como una afrenta. El trato degradante que he recibido por el mismo Presidente Correa y varios usuarios pro-gobiernistas de las redes sociales en los días pasados es solamente una muestra de la actitud que permea todo el espacio oficialista de arriba para abajo - con cada vez menos excepciones. Se trata de un empobrecimiento intelectual y cultural que convierte la política del oficialismo en una mera política de la fe: parafraseando Octavio Paz, estamos ante ulemas y alfaquíes para los cuales la realidad está al servicio de la persona y la persona al servicio de la historia. Es un pecado que un movimiento que se profesa democrático y plural no sepa asimilar mejor la necesidad del debate y de la crítica, llegando incluso a rechazar los cánones del sentido común.
Agradezco de la forma más sincera el director del diario Orlando Pérez por haberme dado esta oportunidad y por haberme sostenido ante las presiones que, estoy seguro, habrá recibido a lo largo de estos años por mis editoriales críticos.
Tengan por seguro que no me verán engrosar las filas de los anticorreistas de profesión ni las de ningún medio de la prensa mercantilista. ¡Qué les quepa en sus cabezas que la realidad va más allá de la estéril polémica correistas vs anticorreistas! Pero la responsabilidad política me impone rehuir de aquellas posiciones que sugerirían el instinto e irrelevantes cuestiones personales. En este sentido, sigo pensando que la Revolución Ciudadana ha dado a la luz reformas indispensables que han cambiado para mejor el rostro del País y que, aun en fase degenerativa, representa un importante dique contra la derecha que avanza de manera preocupante en el continente.
¡Ojalá que el próximo candidato del oficialismo y la ciudadanía entera sepan corregir las deformaciones que hemos estado viviendo en los últimos años y sean capaces además de devolver esa mística y esa apertura que en el tiempo se han perdido! Es que hay mucha nostalgia de aquellos años iniciales en los que el entusiasmo se mezclaba a una mayor honestidad intelectual (¡y mejores políticas!).
Gracias a todos aquellos que alguna vez han leído, apreciado, comentado, likeado, insultado, despreciado, maldecido mis artículos y mi persona. ¡Salud!"