Jorge Glas es algo más que un político pillo, es un error histórico del cuál somos todos responsables. Ha llegado la hora de enmendarlo. Nunca hubo tanta vergüenza nacional encerrada en un solo apellido. Jorge Glas no es solamente un pillastre en desgracia. Es también la carroza de Aquiles que arrastra lo poco que quedaba de dignidad en este país por los suelos de inmundicia, la incompetencia, la insensibilidad y -ojalá que no- la impunidad.
No se trata de hacer leña de un árbol caído. Se trata de pensar y repensar cómo fue que le antecedimos la palabra vicepresidente al nombre de Jorge Glas.
Cómo es que se mantuvo allí, en el segundo despacho de la nación, después de que lo pillamos con las manos sobre el Rincón del Vago; revelando su incapacidad intelectual y falta de honradez.
Cómo es que trepó por la pirámide del poder, fingiendo la voz de otro, repitiendo discursos de otros, imitando personalidades de otros; como confesión de su carencia de yo.
Cómo es que soportamos que se embarrara la boca con gritos anticorrupción, cuando en lugar de exigir una investigación, el compinche herido que ordenó en Cadena Nacional sancionar a Diario Expreso -vía SUPERCOM- por publicar documentos oficiales sobre el desfalco en el sector petrolero nacional, que no sólo plagó de corrupción sino de incompetencia.
Cómo fue que permitimos que no fuera llamado ante la Justicia para exhibir allí los papelitos sin sentido con los que salió, en 2015 y 2016, a defender la honra de su tío Ricardo Rivera, a quien ahora niega, cuando los medios y los políticos de oposición soltaron las primeras luces -hoy comprobadas- que no hicieron esconderse a las cucarachas.
Cómo permitimos que el presidente Lenin Moreno lidere hoy la lucha anticorrupcion cuando por el precio de la candidatura y la presidencia solapó manchar su nombre compartiendo papeleta con Jorge Glas, el "querido Jorge" muy lejano del "ingeniero Glas" que ahora prefiere.
Cómo permitimos que Alianza PAIS, el principal partido político, fuera secuestrado por talibanes de la indecencia. Incapaces de dejar su fidelidad del lado de la República. Incapaces de seguir la firma de Marcia Arregui en el juicio político. Incapaces de admitir en micrófonos, con dos cojones/ovarios, lo que dicen fuera de grabadoras: que votarán, que esto no aguanta más, que le ha hecho daño al partido.
Cómo permitimos que la oposición congelará por cálculo de votos lo que no debía por principios políticos.
Cómo permitimos que mantenga el cargo un fulano preso.
Cómo permitimos que intimide a un juez de la Corte Nacional.
Cómo permitimos que arroje sospechas sobre un Fiscal General.
Cómo permitimos que conceda más entrevistas en prisión que en campaña.
Cómo permitimos que secuestre una institución del Estado.
Esto tiene que acabar. Jorge Glas ya ha causado suficientes vergüenzas a este país. Pero también la hemos causado usted y yo. Sobre todo usted y yo, que permitimos todo esto: un error histórico. Es hora de enmendarlo.
Autor: Andersson Boscan
Fuente: La Posta
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Artículo de Andersson Boscan: "Vergüenza se escribe con JG" |
No se trata de hacer leña de un árbol caído. Se trata de pensar y repensar cómo fue que le antecedimos la palabra vicepresidente al nombre de Jorge Glas.
Cómo es que se mantuvo allí, en el segundo despacho de la nación, después de que lo pillamos con las manos sobre el Rincón del Vago; revelando su incapacidad intelectual y falta de honradez.
Cómo es que trepó por la pirámide del poder, fingiendo la voz de otro, repitiendo discursos de otros, imitando personalidades de otros; como confesión de su carencia de yo.
Cómo es que soportamos que se embarrara la boca con gritos anticorrupción, cuando en lugar de exigir una investigación, el compinche herido que ordenó en Cadena Nacional sancionar a Diario Expreso -vía SUPERCOM- por publicar documentos oficiales sobre el desfalco en el sector petrolero nacional, que no sólo plagó de corrupción sino de incompetencia.
Cómo fue que permitimos que no fuera llamado ante la Justicia para exhibir allí los papelitos sin sentido con los que salió, en 2015 y 2016, a defender la honra de su tío Ricardo Rivera, a quien ahora niega, cuando los medios y los políticos de oposición soltaron las primeras luces -hoy comprobadas- que no hicieron esconderse a las cucarachas.
Cómo permitimos que el presidente Lenin Moreno lidere hoy la lucha anticorrupcion cuando por el precio de la candidatura y la presidencia solapó manchar su nombre compartiendo papeleta con Jorge Glas, el "querido Jorge" muy lejano del "ingeniero Glas" que ahora prefiere.
Cómo permitimos que Alianza PAIS, el principal partido político, fuera secuestrado por talibanes de la indecencia. Incapaces de dejar su fidelidad del lado de la República. Incapaces de seguir la firma de Marcia Arregui en el juicio político. Incapaces de admitir en micrófonos, con dos cojones/ovarios, lo que dicen fuera de grabadoras: que votarán, que esto no aguanta más, que le ha hecho daño al partido.
Cómo permitimos que la oposición congelará por cálculo de votos lo que no debía por principios políticos.
Cómo permitimos que mantenga el cargo un fulano preso.
Cómo permitimos que intimide a un juez de la Corte Nacional.
Cómo permitimos que arroje sospechas sobre un Fiscal General.
Cómo permitimos que conceda más entrevistas en prisión que en campaña.
Cómo permitimos que secuestre una institución del Estado.
Esto tiene que acabar. Jorge Glas ya ha causado suficientes vergüenzas a este país. Pero también la hemos causado usted y yo. Sobre todo usted y yo, que permitimos todo esto: un error histórico. Es hora de enmendarlo.
Autor: Andersson Boscan
Fuente: La Posta